PLANTAS SOLARES

 

Todos los habitantes de la tierra son capaces de comprender el lenguaje de las flores, pues su maestro es el Sol que habla a todo corazón humano.

- Albert Steffen

 

En esta serie, recorreremos nuestro sistema solar, desde la perspectiva de los ciclos de vida y desarrollo de las plantas terrestres, comenzando por los astros más próximos a nuestra percepción cotidiana y pasando por los planetas interiores hasta llegar a los llamados planetas exteriores.

Como vimos en la introducción de Plantas y Planetas (una serie donde viajamos por nuestro sistema solar desde la perspectiva de los ciclos de vida del mundo vegetal) las plantas han sido consideradas mensajeros del cosmos desde tiempos inmemoriales, y, aún con la herencia hiper-materialista que ha permeado todas las áreas de nuestra vida moderna, muchos estudiantes del cosmos vegetal continúan sintonizando con la profunda relación de estas dos esferas vitales al escuchar detenidamente el lenguaje secreto de las plantas.

 

Comencemos nuestra exploración del cosmos vegetal por el principio: el sol.

EL SOL
corazón cósmico

En astrología, el sol es simultáneamente la emanación central de la luz cósmica, así como la emanación central de la luz del ser humano y del ser vegetal. En palabras de Rudolf Steiner “el sol permite el equilibrio entre lo material y lo espiritual (…), actuando como un regulador de todo el sistema planetario y ordenando todas las fuerzas astrales”.

Fig 1. Petroglifo del disco solar de la Edad de Bronce (c.a. 1500 A.C.)

Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de la luz?
Comencemos por lo que podemos percibir con nuestros sentidos físicos: esa avidez por mirar la luz, aunque sea cegadora; esa reconfortante sensación que abre nuestros poros antes de convertirse en un calor insoportable… ¿qué otras dimensiones tiene la luz? ¿y cuáles son percibidas por las plantas?

 

¿alguna vez has escuchado el sol?
👂 🌞 puedes hacerlo aquí:

 

METABOLISMO SOLAR
el milagro de la fotosíntesis

Fotosíntesis es el término utilizado por la ciencia mineral para describir el proceso mediante el cual las plantas metabolizan la energía lumínica en energía química.

Aunque seguramente estemos bastante familiarizados con este término, si nos detenemos un momento a reflexionar sus implicaciones descubriremos con asombro la magia alquímica que nos rodea todos los días. Durante la fotosíntesis, las plantas absorben y transforman plasma solar + agua + minerales + dióxido de carbono en oxígeno + compuestos orgánicos ricos en energía (azúcares y almidones), alimentándose a sí mismas y a todos los seres vivos de nuestro planeta.

Al reconocer a la planta como un ser vivo, complejo y multidimensional, y no simple “materia mineral” nos preguntamos ¿qué otras dimensiones de la luz son metabolizadas por la planta? ¿qué pasa con la llamada “actividad cósmica de la luz” más allá de los procesos materiales?

La experimentación científica moderna apunta hacia que la noción de la antigua sabiduría Védica que describe a las plantas como “transmisoras de luz primordial”, no está tan lejos de la observación “comprobable”. Durante la fotosíntesis, la planta genera calor (al descomponer los azúcares que ha almacenado) + encapsula energía lumínica que disponibiliza para otros metabolismos, es decir: las plantas nos comparten toda la energía vital del sol en forma de energía lumínica que se activa bajo la influencia de las enzimas. En palabras del Dr. Vasant Lad “las plantas nos ofrecen no sólo su propio valor nutritivo, sino también la luz y el amor de las estrellas y del cosmos”.

Fig. 2 a pesar de que ambas plantas fueron cultivadas en exactamente la misma solución nutritiva, al final del experimento (Schultz) muestran una composición totalmente diferente de acuerdo con los ritmos solares a los que fueron expuestas

 
 
 

LUZ COAGULADA
en forma de planta

A simple vista podemos reconocer que la radiación solar es fundamental para la vida vegetal, por lo tanto, no es de extrañar la importancia que este astro tiene en la vida de todo agricultor y jardinero, por ejemplo:

i) Para mantener la vitalidad de la lechuga debe cosecharse por la mañana, ya que, si se cosecha a medio día o por la tarde, su tiempo de vida disminuye drásticamente, debido a la relación directa de su ciclo rítmico con el sol.
ii) Los ciclos solares marcan la cosecha de la caléndula, cuyas cualidades medicinales se verán potenciadas de acuerdo a la precisión con que se observe esta relación.

Más allá de las cosechas, la simple observación del comportamiento de las plantas solares resulta muy reveladora. Partamos de dos polaridades que rigen diversos elementos del mundo vegetal de acuerdo con la tradición herbolaria: el principio de simpatía y de antipatía.

 

Comencemos por el principio de simpatía:

i) Plantas como la caléndula, cuyas flores radiantes reflejan el disco solar, se desarrollan en campos abiertos y laderas orientadas hacia el sur como si de celdas solares se tratara.
ii) Otras plantas, como la amapola californiana, no sólo buscan optimizar al máximo el poder solar en todo su ser, sino que, de hecho, se cierran a otras influencias, abriéndose de par en par ante la luz y cerrándose por completo durante la noche.
iii) Otros casos son tan extremos que no sólo son parte del quehacer herbolario, sino también han sido ampliamente estudiados por la ciencia moderna: plantas como el girasol llevan a tal grado su necesidad de absorber cualidades solares que siguen a su astro regente en cada paso de su desarrollo; este principio es llamado heliotropismo y describe la trayectoria diaria de estas flores que amanecen mirando hacia el este para alcanzar el oeste al caer la tarde y, durante la noche, se reorientan de nuevo hacia el este para dar la bienvenida al sol naciente del día siguiente. Los girasoles jóvenes no sólo reaccionan a la dirección del sol, sino que anticipan su movimiento.

Fig. 3 principio de heliotropismo, donde la planta sigue el recorrido solar paso a paso

 

Del otro lado del espectro, las plantas solares que se rigen por el principio de antipatía, más que absorber la signatura solar, son su encarnación vegetal:

i) Plantas como la angélica, cuyas flores exhudan fuerza y confianza con un aroma casi tan picante como los rayos del sol de verano, prefieren climas fríos, húmedos y hostiles, donde pueden “ser el sol” de otras plantas a las que acompañan y cobijan en los confines más oscuros de los bosques.

Podríamos decir que estas flores que emergen del cuerpo vegetal con delicada fortaleza, muchas veces funcionan como “antenas de recepción” de plasma solar, expandiendo su “longitud de onda” por toda la Tierra. En palabras Wilhem Pelikan “¿qué pretende (…) la flor? pretende absorber, aspirar el alma del rayo solar (…) y lo que pasa por la planta y penetra en el centro de la tierra es la continuación del rayo solar”

 

Fig. 4 los planetas se cargan con la descarga solar

De hecho, las plantas no son los únicos seres que “se recargan de energía” con el poder solar: más allá de la esfera terrestre, todos los planetas de nuestro sistema funcionan como regeneradores, cuyo generador es el sol. Cada planeta cuenta con dos polos electromagnéticos, uno con carga positiva y el otro con carga negativa, los cuales determinan los ciclos de movimiento y renovación de los cuerpos celestes, ya que mientras su polo de carga gira hacia el sol, su polo de descarga se aleja del sol, y viceversa, manteniendo así una rotación constante.

 

SER SOLAR
arquitectura de la luz

Al profundizar en cómo se manifiesta la luz en cada esfera vital, podemos comenzar a percibir un fino tejido de interdependencia que une a cada reino de la naturaleza, materializándose más allá de la forma física: “el sol está traspasado por la misma fuerza que nosotros poseemos en nuestro cuerpo astral; la luz física es el cuerpo externo de la luz astral que emana del sol, es lo que rodea con un tenue resplandor el cuerpo de la planta” (Pelikan).

Si, desde nuestra experiencia humana, partimos de que somos más que sólo un cuerpo físico, entonces podremos reconocer la multidimensionalidad de la planta, como un ser que es más que sólo un cuerpo físico tomando diversas formas de acuerdo a procesos vegetativos y rítmicos; y, al levantar la mirada y encontrarnos con el ser solar, descubriremos que es mucho más que un simple cuerpo gaseoso compuesto en su mayoría de hidrógeno y helio. En palabras de Rudolf Steiner “cada vez que miramos al sol, lo que vemos es la cara exterior de sus rayos. Los rayos tienen, sin embargo, un lado interior. Si alguien fuera capaz de (…) considerar la luz del sol como una cáscara exterior y mirar a través de ella, contemplaría al Ser del Alma del Sol. Sin embargo, con la conciencia humana ordinaria, vemos al sol como veríamos a un humano hecho de papel maché”.

Con esto en mente, veamos algunas dimensiones del ser solar en relación con el mundo vegetal y su impacto sobre nuestro cuerpo físico, etérico y astral.

Fig. 5, 6 cuerpo físico etérico y astral del ser humano y el ser vegetal

 

CUERPO FÍSICO

Con un alto valor nutricional, las plantas solares nos brindan fortaleza y ayudan a nuestro cuerpo físico a tener una buena respuesta adaptativa ante el estrés. Podemos seguirle el rastro a la actividad solar sobre el cuerpo físico de estas plantas, al observar su fortaleza y comportamiento resiliente, que les permite prosperar en ambientes hostiles.
* Por su relación con la luz, médicos herbolarios como Paracelso relacionan a las plantas solares con el sistema de la vista del cuerpo humano.

CUERPO ETÉRICO

A nivel etérico las plantas solares se conectan con los rítmos circulatorios, siendo conocidas por su afinidad con nuestro órgano corazón. De hecho, para Nicholas Culpeper “El Sol indica la presencia y función del oxígeno dentro del cuerpo (humano)” Además de su afinidad con el sistema endócrino (glándula pituitaria), el bazo y la tiroides, suelen ser tónicos vasculares, digestivos e inmunológicos, que promueven nuestra vitalidad. Podemos seguirle el rastro a la actividad solar sobre el cuerpo etérico de estas plantas, a través de su composición cálida y seca, y sus aromas y sabores picantes, ideales para encender el fuego metabólico, promover la sudoración y calentar el cuerpo.

CUERPO ASTRAL

Cuando hablamos de nuestro corazón no sólo nos referimos a su correcto funcionamiento a nivel rítmico, sino también a nivel anímico. Las plantas solares son conocidos moduladores del estado de ánimo y bienestar, cuya potencia luminosa es un gran aliado ante cuadros depresivos y melancólicos. Su chispa es capaz de encender nuestra creatividad y despertar todo nuestro potencial. Tal y como el calor envolvente del sol protege y madura las semillas de las plantas, así tambien promueve la germinación del ser superior que habita en nuestro corazón. Podemos seguir el rastro a la actividad solar sobre las flores radiantes de estas plantas, que exhudan confianza resplandeciendo como el sol en tonalidades amarillas-blancas-anaranjadas.

 

ALGUNAS PLANTAS SOLARES
para tener siempre a la mano


HIERBAS MEDICINALES
frecuentemente utilizadas

Angélica, Árnica, Azafrán, Bergamota, Canela, Cempasúchil, Caléndula, Crisantemo, Cúrcuma, Enebro, Girasol, Hierba de San Juan, Hierba del golpe, Hierba golondrina, Jarilla, Llantén, Manzanilla, Nardo, Ojo de gallina, Potentilla, Romero, Rodiola, Ruda, Santa María.

FLORES

Vervain (Sistema: Bach)

HIERBAS
culinarias y especias

Almendra, Avena, Canela, Chile* (con Marte).

ÁRBOLES
y resinas aromáticas

Acacia, Cedro, Fresno, Laurel, Liquidambar; Mirra.


 
Anterior
Anterior

PLANTAS LUNARES

Siguiente
Siguiente